Cuando dos figuras de las artes como María Callas y Marcel Proust celebran algun centenario, como se da el caso, las editoriales y las discográficas se afanan para elaborar los productos más exquisitos para los gourmets, en este caso, de la literatura y de la musica. El pasado 18 de noviembre se cumplieron cien años de la muerte del gran escritor parisino. En cuanto a la trágica soprano, este próximo año que estamos a punto de estrenar se conmemora el centenario de su nacimiento. María Callas nació en Nueva York el 2 de diciembre de 1923, y falleció en París a los cincuenta y tres años de edad. Proust murió todavía más joven, a los cincuenta y un años. Las vidas de Proust y Callas son dos vidas consagradas enteramente al arte. Dos genios que llegaron a la excelencia en sus respectivas disciplinas artísticas, por su capacidad de trabajo y de mejora llevados al límite. Marcel Proust luchó la mayor parte de su vida contra la enfermedad, que no fue obstáculo para que llevara a cabo su vocación de gran literato. María Callas no tuvo una vida fácil, y se sintió muchas veces sola y desgraciada, siendo una de sus frustraciones más penosas el deseo incumplido de ser madre.
Maria Callas. Cartas y memorias. Tom Volf. Akal.
À la recherche du temps perdu, nos lleva a leernos a nosotros mismos a través de todo ese entramado perfectamente construido en esos casi míticos personajes que Proust desarrolla a lo largo de su magna obra literaria. La soprano María Callas es, sin duda alguna, la intérprete más magnífica que ha dado el mundo de la ópera. Hay cantantes que se limitan a cantar con una bella voz. Ella interpreta, crea el personaje incluso antes de emitir ningún sonido, y dibuja los estados de ánimo como nadie. Incluso en una pequeña nota suspendida en mitad de un concertante puede sobresalir su grandeza como intérprete. Hablamos de esos trazos de pincel que ayudan a entender el drama, o la comedia, y hay que decir que cuando hablamos de esta diva de la ópera, no hay diferencia entre las grabaciones en directo y las realizadas en estudio de grabación. Ella siempre se implicó al ciento por ciento. Callas era siempre Callas, sin guardarse nada en el bolsillo, simplemente lo daba todo. Para aquellos que crean ser conscientes del fenómeno Callas, me permito recomendar el visionado de los fragmentos de su Tosca de Londres, en el Teatro Covent Garden, en 1964, junto al gran barítono Tito Gobbi.
Hay que decir que la voz de la Callas ya no se encuentra aquí en sus mejores condiciones, y el declive vocal es evidente, pero la interpretación de esta Tosca es absolutamente magistral. Este año ha salido a la venta el libro que recoge las cartas y las memorias de la gran soprano, en una edición a cargo de Tom Volf. Este grueso volumen nos permite profundizar todavía más en las luces y las sombras de la controvertida personalidad de la Callas. Marcel Proust, y María Callas, no han perdido ni un ápice de vigencia cien años después de la muerte de él, y del nacimiento de ella. Leer al gran escritor francés o escuchar las grabaciones de Callas o leer sus múltiples biografías, o este magnífico último producto editorial, resulta un gran placer para los amantes del arte en mayúsculas.